viernes, 11 de noviembre de 2011
CHISTES Y CEREBRO
Los chistes inteligentes cambian el ambiente de una reunión social anodina y hasta pueden romper una situación fría. ¿Qué es lo que le hace tan poderoso? Un estudio analizó la actividad cerebral de diversas personas en las que se leyeron 30 chistes. Los individuos tocaban un botón cada vez que encontraban gracioso u ocurrente alguno de ellos. Se apreció así que un chiste, bueno o malo, gracioso o no, activa varias áreas el cerebro, según la información a procesar, su significado o las características del chiste. Se activó la corteza prefrontal ventral medial, en todos los chistes buenos o graciosos. Esta área forma parte del “cerebro emocional”, y cada vez que se activa produce sensación de placer. Además la gracia del chiste no está sólo en el mismo sino en quién lo cuenta y en el contexto en el que se cuenta. Las personas con mayor empatía o acercamiento emocional son las que nos predisponen a encontrar “gracioso” lo que supuestamente lo es.
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