Erase
una mujer a un pecho pegada... Suena bien si de un poema se tratara, pero lo
triste es que se trata de una realidad,
una realidad de nuestros tiempos con nefastas consecuencias para la mujer, y
para una sociedad que se empobrece día a día, que sangra con cada una de las
puñaladas que se le propicia. Porque hay puñaladas que acaban de repente con la
vida, otras en cambio, matan poco a poco. No dejan rastro, excusa perfecta para
los que no quieren ver.
Y
esto es una nueva puñalada. ¿Cómo pueden
permitirse anuncios de esta índole en una sociedad que presume de atacar la
violencia machista? Alardea de medidas para la igualdad de sexos y no sólo
permite, sino que fomenta un modelo de mujer “hueca” donde lo único que se
valora es su aspecto físico para disfrute de ojos ajenos. Se cosifica a la
persona, y con ello se legitima todo tipo de atrocidades: humillaciones,
exterminios de juicios y sentimientos...
Una
mujer que no piense, que no sienta; y si lo hace, que lo disimule. Sin
pensamiento crítico ni espíritu de lucha; una mujer sometida. Quizás con el
paso de tiempo la selección natural, sobornada por los intereses de unos pocos,
haga su cometido, y todo aquello que no se utilice termine por desaparecer. La
mujer será aniquilada, muchos hombres la acompañarán en el camino. La sociedad
entera llorará su pena, y esa mujer “hueca” dará paso a una vida “hueca”, una
vida que quizás no merezca ser vivida.
Creo
que no hay final más catastrófico. Creo que una sutil poesía puede acabar en
tragedia .
Raquel Muñoz
PSICÓLOGA, Colaboradora de Psiko-Baikor
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