Desarrollar la creatividad, abriéndonos a nuevas experiencias, siendo sensibles a los problemas, encontrando soluciones originales...
Potenciar nuestra flexibilidad mental, importante en la capacidad de adaptación ante los cambios que nos suceden en la vida.
Mejorar la comunicación entre las personas, expresando emociones, combatiendo miedos y fobias y dejando de lado la timidez.
A ser asertivos, expresando lo que queremos sin herir a los demás, diciendo “no” si es nuestra elección.
Aumentar nuestra motivación, importante a la hora de emprender nuevas metas en la vida.
Incrementar la autoestima y la confianza en uno mismo, ayudándonos a aceptarnos tal y como somos, valorándonos positivamente, diciéndonos cosas positivas, dándonos afecto...
Potenciar nuestra inteligencia emocional, aprendiendo a percibir y sentir las emociones propias y de los demás, a adaptarse, a ser constantes, pacientes, entusiastas...
Manejar pensamientos y emociones negativas es imposible reír y pensar al mismo tiempo. Por lo que evita la depresión y la tristeza, al forzar cambios emocionales en la persona, a la vez que potencia sus cualidades y capacidades positivas.
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